Discurso de Horacio Micucci
Camaradas, compañeros, amigos:
He pensado en estos días que iba a ser difícil hablar aquí sin emoción.
Pero también pensé que era mejor así. Porque no vamos a homenajear a mujeres y hombres de bronce.
Lo fantástico de la realidad, que supera todas las fantasías, es que hombres y mujeres comunes hacen grandes cosas. Hacen revoluciones y son capaces de enormes heroísmos que, seguramente, ellos no creían que podían hacer.
Ana María, Herminia, Carlos, David y Guillermo fueron parte de una época dura y a la vez iluminada de esperanzas, llena de futuro.
Eran años de dura disputa interimperialista por el dominio del mundo entre yanquis y rusos.
Pero, a la vez, era una época de auge tremendo, impresionante.
La revolución Cultural China, el Mayo Francés, antes la Revolución Cubana, el triunfo de Vietnam, Laos y Camboya.
Y en Argentina un reguero de puebladas: el rosariazo, el correntinazo, los dos cordobazos, el rocazo (verdadero camino precursor de una multisectorial en lucha), las ligas agrarias, cuerpos de delegados en el Movimiento Obrero, cuerpos de delegados en el Movimiento Estudiantil.